La movilización segura y cómoda de personas con movilidad reducida (PMR) es imprescindible para prevenir lesiones tanto en ellas como en los cuidadores. A continuación, desde Escuela Europea de Emergencias, en Sada, te contamos cómo este proceso, que puede ir desde un simple cambio de postura hasta el traslado entre diferentes superficies, requiere de protocolos claros y el uso de equipos especializados.
Protocolos fundamentales para la movilización
1. Evaluación inicial y planificación. Antes de cualquier movimiento, el cuidador debe evaluar el grado de movilidad de la persona, su peso, cualquier restricción médica (como cirugías recientes o dolor), y el entorno. El plan debe detallar el tipo de transferencia, el equipo a utilizar y el número de asistentes necesarios.
2. Comunicación clara. Es vital explicar el procedimiento a la persona antes de comenzar y durante el movimiento. Pedir su colaboración, en la medida de lo posible, aumenta la seguridad y disminuye la ansiedad.
3. Higiene postural del cuidador. Los cuidadores deben aplicar principios de ergonomía para proteger su propia espalda y articulaciones. Esto incluye mantener la espalda recta, doblar las rodillas, utilizar el peso corporal y evitar giros bruscos.
4. Uso de equipos de asistencia. Priorizar el uso de ayudas técnicas sobre el esfuerzo físico manual. El protocolo debe especificar cómo y cuándo usar elementos como grúas, tablas de transferencia o cinturones de sujeción.
5. Verificación y posicionamiento final. Una vez finalizada la transferencia, hay que asegurarse de que la persona quede en una posición cómoda y segura, con los apoyos necesarios para prevenir úlceras por presión.
¿Qué equipos se necesita para una movilización segura?
1. Elevadores. Son esenciales para la transferencia de personas con dependencia total o un alto grado de peso. Existen modelos eléctricos (más cómodos) e hidráulicos. Se utilizan con diferentes tipos de arneses o eslingas que envuelven el cuerpo, distribuyendo el peso de forma segura.
2. Tablas de transferencia. Ideales para movimientos entre dos superficies a una altura similar (como de la silla de ruedas a la cama o al coche). Permiten un deslizamiento asistido y requieren de cierta fuerza en los brazos por parte de la persona o el cuidador.
3. Cinturones o fajas de ayuda. Se colocan alrededor de la cintura del usuario y proporcionan un punto de agarre firme para el cuidador, facilitando pequeños movimientos como incorporarse o pivotar.
4. Sábanas deslizantes. Son tejidos especiales que reducen la fricción, facilitando la recolocación de la persona en la cama sin necesidad de levantarla, minimizando el riesgo de lesiones cutáneas.
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